La nueva era de Chanel y Matthieu Blazy

No suelo exagerar cuando hablo de desfiles, pero lo que vi ayer en el Grand Palais me dejó en shock. Honestamente, creo que fue el desfile más hermoso que he visto de Chanel en mi vida.

Desde el primer look, supe que algo había cambiado. Matthieu Blazy (sí, el genio detrás de la transformación moderna de Bottega Veneta) logró algo que parecía imposible: reinventar el ADN de Chanel sin romperlo. Fue una bocanada de aire fresco, de sensualidad elegante, de movimiento y fluidez. Todo lo quiero, TODO.

Fotos: Instagram @chanelofficial

Las telas parecían bailar con la luz. Los tweeds —que siempre habían sido gruesos y estructurados— se volvieron ligeros, casi líquidos, con una caída impresionante. Había brillo, pero no de ese que cansa; un brillo discreto, sofisticado, que reflejaba lujo en cada paso. Las siluetas se alejaban de la rigidez clásica, pero seguían siendo “so Chanel”: refinadas, femeninas y poderosas.

No era la mujer Chanel de siempre, era una mujer contemporánea, libre, sexy y elegante sin esfuerzo. Matthieu entendió que el lujo de hoy no está en el exceso, sino en la textura, en el gesto, en la emoción. Y eso fue exactamente lo que transmitió: emoción pura.

He visto muchas colecciones de Chanel, muchas reinterpretaciones, muchos intentos de innovar sin perder el legado. Pero esto fue distinto. Fue un nuevo comienzo. Blazy respetó a Gabrielle, a Karl, a Virginie… pero habló en su propio idioma. Y lo hizo con una claridad y una sensibilidad impresionantes.

Salí del Grand Palais convencida de que estamos frente a una nueva era para Chanel: más viva, más moderna y más cercana a las mujeres reales. Y si me preguntan, sí, quiero todo. Absolutamente todo.

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